¿Qué es Artritis Reumatoide?
Los síntomas de la Artritis Reumatoide (AR) son causados por la inflamación. Eso significa que el sistema inmunológico de tu cuerpo está liberando sustancias químicas en tu sangre y articulaciones que causan dolor, hinchazón, rigidez y fatiga. ¿Por qué? Porque cuando tienes AR, las señales normales que le dicen a tu sistema inmunológico que entre en acción, para proteger a tu cuerpo de daños por virus, bacterias o lesiones, se cruzan. Eso se llama autoinmunidad. En una enfermedad autoinmune, como la AR, tu sistema inmunológico provoca la inflamación y ataca a las articulaciones y los tejidos sanos por error. Es por eso que tienes dolor, hinchazón y otros síntomas. A veces sientes que tu sistema inmunológico está constantemente atacando tu cuerpo; en otros momentos, los síntomas aparecerán y desaparecerán. Como recordatorio, AR es diferente a OA (osteoartritis), que es causada por el desgaste mecánico en las articulaciones, no es un proceso autoinmune. Sin embargo, ambos tipos de artritis pueden ocurrir al mismo tiempo.
La causa exacta de la AR aún se desconoce. Tus genes, las hormonas, las infecciones que has tenido, u otros factores pueden desempeñar un papel en el riesgo de padecer AR. El hecho de que un miembro de tu familia, ya sea tu madre, haya tenido tenía AR no significa que tendrás AR, o que tus hijos tendrán AR. Estamos haciendo más investigación para saber quién está en mayor riesgo para la AR y lo que podría desencadenar la enfermedad en una persona que está en mayor riesgo. Pero el “mayor riesgo” no significa que necesariamente tengas AR. A menudo, los primeros síntomas de esto será dolor, hinchazón de las articulaciones, fatiga o enfermedad gripal. La AR puede haber estado activa o puesta en marcha mucho antes de que tuvieras esos síntomas. La investigación actual está explorando formas de encontrar pistas de que alguien tenga AR incluso antes de que ellos presenten síntomas.
La AR puede causar mucho daño a la membrana que recubre las articulaciones, llamada la membrana sinovial. Este forro inflamado puede dañar los tejidos que rodean la articulación, como el cartílago o los ligamentos que mantienen unida la articulación. Cuando el cartílago se rompe, tus huesos se rozan entre sí y causan más dolor. Si los ligamentos se desgarran, las articulaciones pueden dislocarse y posteriormente deformarse. Si esto sucede, las articulaciones pueden verse retorcidas o hechas nudo , y hacer más difícil el poder moverse.
Síntomas
Los síntomas de la AR pueden ser diferentes para cada persona, pero estos son los más comunes:
- Dolor en las articulaciones, hinchazón o enrojecimiento, a menudo en la misma articulación en ambos lados de tu cuerpo
- Rigidez matutina (en la mañana) que dura más de una hora, después de sentarse por un tiempo
- Fatiga, o sentirte muy cansado la mayor parte del tiempo
- Sentir como si tuvieras gripa
- Dolor muscular
- Pérdida de apetito, por lo que puedes perder peso sin desearlo
- Nódulos reumatoideos o bultos hinchados debajo de la piel alrededor de las articulaciones
- Inflamaciones dolorosas en los ojos o alrededor del corazón o los pulmones (esto es menos común que otros síntomas)
- Disfunción cognitiva (“niebla cerebral”) – una disminución en la capacidad de pensar o concentrarte hasta el punto que interfiere con tu funcionamiento diario. La causa exacta de esto es desconocida. Podría estar relacionado con la inflamación, el dolor crónico o incluso la falta de sueño.
La AR puede hacer que desarrolles agujeros o “erosiones” en los huesos alrededor de las articulaciones. Estas erosiones son causadas por sustancias inflamatorias que pueden disolver pequeñas partes del hueso. Esto también se llama “enfermedad erosiva”. Un tratamiento temprano podría ayudar a evitar estas erosiones de hueso, así que es muy importante obtener un diagnóstico tan pronto como sea posible.
Para evitar que estos problemas dolorosos de hueso sucedan o para poder demorarlos, debes controlar tu inflamación. Para eso está diseñado tu plan de tratamiento, incluyendo los medicamentos para la AR y otros pasos como el ejercicio. Hay que controlar la inflamación y la actividad de tu enfermedad.
Hay signos de inflamación en tu sangre que tu médico puede evaluar. Los resultados de estas pruebas pueden mostrar qué tan activa es tu enfermedad y qué tan bien están funcionando tus tratamientos. Estos a menudo se llaman marcadores inflamatorios. Deberás de saber que los marcadores, muchas veces, no siempre, se correlacionan con la actividad de tu enfermedad. Puedes tener dolor e hinchazón mientras estos marcadores se ven normales o vice versa:
- Tasa de sedimentación globular (VSG) o “tasa de sedimentación”
- Proteína C-reactiva o CRP
“Efectos Secundarios”
Los “efectos secundarios” son cambios que pueden ocurrir en nuestros cuerpos como resultado del uso de un medicamento o dispositivo en particular. Los efectos secundarios pueden ser leves o severos y pueden variar mucho de persona a persona.
Comorbilidad
Una “comorbilidad” es una condición que tienes al mismo tiempo que tu condición primaria. Muchas personas con AR tienen una o más de las cuatro comorbilidades comunes: problemas respiratorios crónicos, diabetes, enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular. Esto podría ser el resultado de la inflamación en la AR o porque la AR puede llevar a una disminución de la movilidad, lo que puede aumentar el riesgo de estos otros problemas de salud.
Contraindicaciones
Las “contraindicaciones” son situaciones en las que debes evitar tomar un medicamento por razones de salud. Por ejemplo, no debes tomar la terapia DMARD (un medicamento para la AR que disminuye la progresión de tu enfermedad) si estás embarazada; padeces de alcoholismo; tienes enfermedad hepática alcohólica u otra enfermedad hepática crónica grave; tienes síndromes de inmunodeficiencia como el VIH / SIDA (algunos pacientes con VIH pueden tomar DMARDS y productos biológicos bajo un control
cuidadoso), en los que tu sistema inmunológico no está funcionando adecuadamente; o tienes enfermedades de sangre preexistentes (por ejemplo, hipoplasia de médula ósea , leucopenia, trombocitopenia o anemia).
Si tienes hepatitis activa A, Bo C, tendrás que ser tratado por un especialista en hígado antes de tomar cualquier medicamento para tu AR que suprimen el sistema inmunológico o afecte el hígado. Tu especialista en hígado y reumatólogo pueden decidir si una vez que tu hepatitis está estabilizada o está siendo tratada, puedes tomar ciertos medicamentos para tu AR. Pero necesitarás ser monitoreado de cerca. Es posible que debas someterte a análisis de sangre a menudo.
Si has tenido cáncer de piel previamente tratado, asegúrate de que tu dermatólogo lo siga de cerca porque ciertos medicamentos para la AR pueden incrementar el riesgo de ciertos tipos de cáncer de piel.
Si has tenido un trastorno linfoproliferativo tratado previamente, o cáncer de cualquier tipo, necesitarás hablar con tu reumatólogo, ya que ciertos medicamentos de AR pueden ser mejores para ese caso. Tu reumatólogo quizá va a querer hablar con tu oncólogo para decidir cuál es el mejor medicamento para ti.