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Los síntomas a largo plazo son comunes después del COVID-19 y pueden parecerse al síndrome de fatiga crónica

Los investigadores están encontrando más evidencia de que muchos pacientes con coronavirus en recuperación continúan con síntomas que duran meses y pueden necesitar tratamientos adicionales a largo plazo.

Se han encontrado varios efectos secundarios a largo plazo del COVID-19 desde el inicio de la pandemia, pero una nueva investigación da luz sobre a como estos síntomas persistentes y las enfermedades crónicas a las que se parecen.

En un estudio el 30 de enero de 2021, los investigadores analizaron datos de 47,910 pacientes con un diagnóstico confirmado de COVID-19 en 15 estudios separados que habían analizado síntomas, signos o parámetros de laboratorio dos semanas o más después de la infección. (Una preimpresión significa que el estudio aún no se ha sometido a una revisión de profesionales similares).

Los investigadores identificaron 55 posibles efectos a largo plazo de COVID-19. Estimaron que el 80% de los pacientes infectados desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo.

Los cinco síntomas más comunes fueron:

  • Fatiga (58%)
  • Dolor de cabeza (44%)
  • Trastorno de atención (27%)
  • Pérdida de cabello (25%)
  • Dificultad para respirar (24%)

Durante el seguimiento, el 34% de los pacientes tuvo una radiografía de el pecho o una tomografía computarizada anormales. Los investigadores también identificaron varios marcadores elevados en la sangre, como la proteína C reactiva, un marcador de inflamación.

Cada estudio tuvo al menos 100 pacientes, con edades entre los 17 y los 87 años, y con un período de seguimiento de 14 a 110 días.

“No hemos analizado las diferencias de género en nuestro metanálisis porque no todos los estudios incluidos hicieron esta diferenciación, pero un par de estudios informaron que la fatiga, la polipnea posactividad [respiración rápida] y la alopecia [caída del cabello] eran más común en mujeres que en hombres ”, dice la investigadora Dra. Sonia Villapol profesora asistente de neurocirugía en el Instituto de Investigación Metodista de Houston.

Los investigadores también señalan que los síntomas observados en pacientes despues de tener COVID-19 se parecen en parte al síndrome de fatiga crónica (SFC), que incluye síntomas como fatiga debilitante severa, dolor, discapacidad neurocognitiva (como dificultad para concentrarse), problemas para dormir y más.

“Las posibles causas del síndrome de fatiga crónica incluyen virus, disfunción inmunológica, disfunción endocrino-metabólica y factores neuropsiquiátricos”, escriben los investigadores. “Los agentes infecciosos relacionados con el síndrome de fatiga crónica han sido el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus, el enterovirus y el herpesvirus. Es tentador especular que el SARS-CoV-2 se puede agregar a la lista de agentes virales que causan EM / síndrome de fatiga crónica “.

En otras palabras, los investigadores creen que es posible que el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, sea uno de varios virus que podrían desencadenar el síndrome de fatiga crónica, pero se necesita más investigación.

La revisión también señaló que los adultos tienen el doble de riesgo de ser diagnosticados recientemente con un trastorno psiquiátrico después de un diagnóstico de COVID-19. Los más comunes fueron los trastornos de ansiedad, el insomnio y la demencia. Los trastornos del sueño podrían contribuir a los trastornos psiquiátricos, señalan los investigadores.

Al considerar si algo en particular sobre los hallazgos la sorprendió, la Dra. Villapol dice: “Sin lugar a dudas, la cantidad de efectos neurológicos persistentes posteriores al COVID”.

Agrega que las enfermedades neurológicas son la principal preocupación de los investigadores en este momento, especialmente en términos de cómo se pueden tratar enfermedades psiquiátricas como la ansiedad o la depresión, y también porque los problemas inflamatorios en el cerebro podrían desencadenar enfermedades neurodegenerativas en el futuro.

Otro estudio en enero de 2021 publicado en The Lancet  encontró que el 76% de los pacientes hospitalizados con COVID-19 en Wuhan, China, informaron al menos un síntoma persistente seis meses después del inicio de los síntomas (con una proporción mayor en las mujeres), generalmente fatiga o debilidad muscular. y dificultades para dormir. Es más, el 23 por ciento de los pacientes informaron ansiedad o depresión en los seguimientos.

Los investigadores del nuevo estudio preimpreso señalan que los médicos deben conocer los síntomas, signos y biomarcadores presentes en pacientes previamente afectados por COVID-19 para evaluar e intentar detener la progresión del COVID-19 de largo plazo. Se necesitarán más estudios para comprender las causas, los mecanismos y los riesgos de estos síntomas de larga duración para desarrollar medidas preventivas y estrategias de manejo clínico.

En algunos casos, es posible que se requiera fisioterapia, chequeos regulares y terapia cognitivo-conductual para controlar los síntomas prolongados del COVID-19.

“Long COVID (COVID de largo plazo) es una enfermedad multisistémica y puede afectar a muchos órganos”, dice la Dra. Villapol. “Por lo tanto, los pacientes en recuperación deben prestar atención a cada efecto prolongado de COVID y visitar a un especialista de inmediato para que estos síntomas no se vuelvan crónicos, lo que puede ocurrir si duran más de seis meses”.