Esta investigación fue publicada en el Journal of Infectious Diseases. La investigación se basa en dos estudios de aproximadamente 1,800 personas en 320 hogares nicaragüenses. Examina factores como la fiebre, el dolor de garganta, la tos y la secreción nasal para determinar durante cuánto tiempo un paciente “transmite” el virus. En promedio, los investigadores monitorearon a cada paciente durante 10 días y encontraron lo siguiente:
- Los niños, hasta los 4 años de edad, contagian la influenza un 40 por ciento más que los adultos, entre los 18 y los 92 años.
- Los jóvenes, de 5 a 17 años de edad, contagian la influenza un 30 por ciento más que los adultos, de 18 a 92 años.
- Esto es válido para la influenza tipo A y B, aunque el virus B, en todos los ámbitos, tuvo una transmisión más prolongada y más varianza que el A.
- En promedio, los pacientes de 0 a 4 años transmitieron el virus durante 7.7 días; De 5 a 17 años de edad durante 7.2 días; y el grupo más viejo durante 5.5 días.
- En los tres grupos de edad, el promedio de transmisión de la influenza tipo A fue de 7, 6.4 y 5.1 días, mientras que para la influenza tipo B fue de 9.3, 8.8 y 6.4 días, respectivamente.
Cuando se trata de pacientes adultos obesos, los números empeoran. Los investigadores hallaron que los adultos obesos con varios síntomas transmitieron el virus un 42 por ciento más que los adultos que no eran obesos, mientras que aquellos con menos síntomas lo transmitieron más del doble: un aumento del 104 por ciento. Los investigadores no encontraron ninguna conexión entre la obesidad entre los niños de 5 a 17 años y la transmisión del virus, y no había suficiente información para estudiar la obesidad en el grupo menor de 5 años.
Tampoco encontraron una relación entre la obesidad y la transmisión de la influenza tipo B. “No está claro por qué esta relación es específica para el virus de la influenza tipo A”, escribieron los investigadores, “pero es consistente con los hallazgos previos de la obesidad y los resultados de la influenza grave principalmente para el virus de la influenza tipo A (H1N1)”. Concluyeron que estos resultados se suman a la evidencia existente que relaciona la obesidad con las enfermedades infecciosas, y lo cual hace que ahora sea aún más importante trabajar para controlar y prevenir la epidemia de la obesidad.
En una entrevista, la autora del estudio Hannah Maier, candidata a doctorado en epidemiología de la Universidad de Michigan, dijo a CreakyJoints que sus hallazgos y los de sus colegas hacen que sea aún más importante que las personas obesas se vacunen contra la influenza, practiquen un buen lavado de manos, busquen atención médica antes de tiempo y consideren tomar antivirales.
Para los individuos, las vacunas y los antivirales de prevención son importantes para ayudar a prevenir la transmisión de la influenza a las familias y la comunidad, lavarse las manos y estornudar hacia el codo y no a las manos, evitar ir a trabajar/ la escuela / los lugares con mucha gente y población vulnerable (niños, ancianos, inmunocomprometidos, no vacunados).
“No se entiende exactamente por qué la obesidad prolonga el periodo de transmisión del virus”, señala un informe de noticias de la Universidad de Minnesota. “La obesidad altera el sistema inmunológico y puede conducir a una inflamación crónica, que también aumenta con la edad. Además, [los investigadores] observaron que la obesidad puede dificultar la respiración y aumentar la necesidad de oxígeno”.
Maier agregó que la obesidad altera el sistema inmunológico de muchas maneras y se cree que lo hace a través de la inflamación crónica, que se acumula con el tiempo. Eso significa que las personas que han estado obesas por más tiempo experimentarán efectos más serios.
“Algunas vacunas no tienen tan buena respuesta en las personas obesas por esta razón, aunque cualquier respuesta es aún mejor y más protectora que no vacunarse. Creemos que debido a que los sistemas inmunológicos de las personas obesas son menos efectivos de alguna manera, son menos capaces de combatir el virus de la influenza tan rápido, lo que significa que pueden transmitirlo a otros por un tiempo más prolongado”.
El estudio llamó la atención a varias publicaciones como a el Daily Mail (Reino Unido), Economic Times (India), y a el National Institutes of Health. Stacey Schultz-Cherry, del Hospital de Investigación para Niños St. Jude de Memphis que no participó en el estudio, comentó para un artículo de MedPage.
“Es aún más importante desarrollar estrategias efectivas para prevenir y controlar la influenza, especialmente en la población con sobrepeso y obesidad, lo que podría ser un desafío debido a las respuestas deficientes de la vacuna en esta población. Al enfocarse cada vez más en el desarrollo de una vacuna universal contra la influenza, la protección mejorada contra la influenza está en el horizonte. Ahora la cuestión seria si estas estrategias protegerán no solo a la población, sino que también reducirán el periodo de transmisión del virus”.